Saludo al Poeta Manzines Bustamante
Por: José Rodríguez Salgado
Hoy hace 92 años nació el poeta Agripino Hernández Avelar (RIP).
Grata sorpresa me dio hace días el profesor Moisés Manzines Bustamante, al entregarme un bello ejemplar de un libro de su autoría que lleva el título de “Poemas”. Entre otras cosas me comentó que en los setentas recibió de mis manos su nombramiento como profesor rural en el Sistema Educativo Estatal. Gobernaba entonces la entidad el economista Lic. Israel Nogueda Otero, que arribó al gobierno en sustitución del profesor Caritino Maldonado Pérez, electo para el cargo por la vía constitucional y víctima de un accidente de aviación. En esa transición tuve el privilegio de ser designado titular de la Dirección General de Educación Pública. Debo reconocer que en el desempeño de mis funciones conté con el respaldo absoluto del ejecutivo estatal, especialmente en el renglón de creación de plazas suficientes para cubrir vacantes que por renuncia presentaron centenares de compañeros que optaron por una plaza federal.
Originario del municipio de Apaxtla de Castrejón, radica en calidad de jubilado en la cabecera, elaborando versos y acumulando reminiscencias que ha sabido volcar en la página en blanco. Él, como muchos docentes encontró la posibilidad de capacitarse hasta obtener el título de Profesor de Educación Primaria, en los Cursos de Capacitación Pedagógica, creados por Acuerdo y para tal fin, por la administración del gobernador Nogueda. Posteriormente cientos de egresados del citado programa optaron por realizar estudios de especialización en la Escuela Normal Superior de la Universidad Autónoma de Guerrero.
Al agradecer la cálida dedicatoria del autor, le ofrecí leer la obra y elaborar un comentario al respecto. Promesa que hoy cumplo con el debido acatamiento. Descubrí desde el inicio que sus poemas observan las normas de la versificación castellana y en lo que respecta a sus sonetos están acordes con la preceptiva literaria, lo que hace suponer el respaldo de una preparación consolidada en la materia. Escribe por el gusto de dar cauce a la imaginación engarzando metáforas, comparaciones y representaciones. Construye con palabras certeras sus composiciones en donde queda manifiesto su amor por la humanidad convertido en expresión palpitante. Encuentra tema en cada vivencia que experimentó en su vida activa como sencillo profesor de escuela. Recuerda sistemáticamente a sus seres queridos, huéspedes sorprendidos de su alma, misma que prodiga con esplendidez infinita.
Leí sus poemas con respeto y gusto como se hace con el buen vino de la vida y que se comparte con los seres que uno ama. No le son ajenos los más variados sentimientos, trabajo, vida, esperanza, ternura, esposa, mujer, olvido, abandono, sueños, sorpresas, arrebatos, anhelos, sufrimientos, dolor, identidad étnica, sensualidad, presentimiento, voluntad, erotismo… Manzines es buen cantor de la naturaleza, mezcla su impulso vital con el brillo de los astros y sus ideas conjugan armoniosamente el caleidoscopio de su ubérrima creatividad.
No es atrevido ni menos exagerado definir al profesor Moisés como el Poeta del Amor. Su palabra, su idea, su ritmo y el sentimiento predominan con equilibrio. Sus creaciones se nutren de una clara y persistente vocación en la que se vislumbra además una asombrosa madurez. Sabe capitalizar sus emociones, recuerdos, ideas e imágenes. En verdad que el maestro merece reconocimiento y aplauso, no sólo por la consistencia de cada uno de sus poemas, sino además por el magno esfuerzo de darlos a la luz mediante la página impresa.
Tengo presente haberlo leído en una de las páginas en donde el escritor, poeta y cuentista José I. Delgado divulga periódicamente los valores guerrerenses dedicados al arte de la palabra y la belleza. Nunca será ocioso repetir que todo libro de poemas que se respete debe ser en algún grado retrato del autor y su entorno. Aspirar a la correcta interpretación del contenido y al pleno disfrute de la obra pretendiendo que trascienda en el tiempo, espacio y cultura.
Valgan estas líneas para saludar al poeta y amigo a quien felicito y deseo larga y venturosa vida.