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Ciudad de México, Septiembre 26.- La tripulación de la misión Artemis 2 de la NASA. De izquierda a derecha: la especialista de misión Christina Koch, el piloto Victor Glover, el comandante Reid Wiseman y el especialista de misión Jeremy Hansen.
La NASA, entre cálculos precisos, rigurosas pruebas de sistemas y una cuenta regresiva que ya resuena en la infraestructura del Kennedy Space Center, acaba de anunciar que Artemis 2, su ambiciosa misión tripulada alrededor de la Luna, podría ver la luz (o más bien la oscuridad de un cielo nocturno) tan pronto como el 5 de febrero de 2026.
Esta misión, largamente anticipada, representa el paso previo esencial antes de un alunizaje humano bajo el mismo estandarte.
«No es solo una misión», ha declarado en Space Lakiesha Hawkins, administradora asociada interina del área de desarrollo de sistemas de exploración de la NASA, durante una rueda de prensa el 23 de septiembre en el Centro Espacial Johnson.
«Es historia en movimiento. Volvemos a la Luna después de más de 50 años». Si ese lanzamiento ocurre, como se prevé, será de noche. La NASA cuenta con varias ventanas de despegue en febrero, marzo y abril, siendo el 26 de abril la fecha límite actual.
LOS TRIPULANTES
Este vuelo de diez días, que sigue una trayectoria de “retorno libre” sin ingresar a órbita lunar, es una réplica moderna de los primeros rodeos lunares del programa Apolo. A bordo irán cuatro astronautas: Reid Wiseman como comandante, Victor Glover como piloto, Christina Koch como especialista de misión (quien se convertirá en la primera mujer en acercarse tanto a la Luna) y Jeremy Hansen, de la Agencia Espacial Canadiense, como representante internacional en esta odisea del siglo XXI.
En palabras del director de vuelo de Artemis 2, Jeff Radigan, «el equipo pasará al menos 9.260 kilómetros más allá de la Luna. Desde allí, la Luna se verá más pequeña de lo habitual, pero la proeza será monumental». Ese recorrido, más lejano que cualquier otro en misiones anteriores, permite ensayar condiciones operativas en un entorno real, sin entrar aún en las complejidades de un alunizaje.
La misión Artemis 2 toma el testigo de la exitosa Artemis 1, que en 2022 llevó una cápsula no tripulada Orión en órbita lunar y la devolvió sin contratiempos mayores… salvo un detalle: el escudo térmico, al reingresar en la atmósfera terrestre, se carbonizó más de lo previsto. Eso retrasó el vuelo tripulado, originalmente pautado para 2024, y obligó a nuevas pruebas. Según Rick Henfling, director de reentrada de Artemis 2, el perfil térmico de esta nueva misión ha sido modificado para evitar condiciones extremas similares.
Por otra parte, Charlie Blackwell-Thompson, director de lanzamiento de Artemis 2, ha detallado que los problemas de fuga de hidrógeno líquido que afectaron el despegue de Artemis 1 han sido atendidos con modificaciones tanto en la plataforma como en el proceso de abastecimiento. «Hemos aprendido mucho. Ahora comprendemos mejor cómo interactúan presiones y flujos, y cómo pueden derivar en filtraciones».
Actualmente, el cohete SLS (fabricado por Boeing) se encuentra casi completo en el Edificio de Ensamblaje de Vehículos del Kennedy Space Center. Sus impulsores sólidos, construidos por Northrop Grumman, ya están en su lugar. La cápsula Orión y su adaptador serán integrados en las próximas semanas, y la NASA planea presentar públicamente la configuración final en octubre.
PRÓXIMA MISIÓN:
ALUNIZAJE TRIPULADO
Pese a su carácter tripulado, Artemis 2 sigue siendo, ante todo, un vuelo de prueba. Como ha señalado Radigan, «no hay un único objetivo: debemos orbitar la Luna, traer a la tripulación de vuelta y aprender lo necesario para los pasos que vendrán».
El camino hacia un alunizaje tripulado (posiblemente en 2027 con Artemis 3) depende en gran medida de lo que se obtenga de esta misión. Con cada vuelo, el programa Artemis afina sus herramientas para una exploración lunar sostenida, que incluso mira más allá, hacia Marte.