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Argel, Argelia, La campeona olímpica Imane Khelif, oro en París 2024 en la categoría de -66 kg, decidió enfrentar en los tribunales deportivos la nueva reglamentación de World Boxing que obliga a las boxeadoras a someterse a un test cromosómico para poder competir a nivel internacional. El caso ya fue elevado al Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), que confirmó haber recibido la apelación, aunque aún no ha fijado fecha de audiencia.
Khelif quedó fuera del torneo de Eindhoven en junio bajo esta nueva normativa y ahora busca participar en el Mundial de Liverpool sin necesidad de someterse a dichas pruebas. Sin embargo, el TAS no le concedió una medida cautelar, lo que prácticamente la descarta para este certamen que arranca el 5 de septiembre.
UNA POLÉMICA QUE REABRE EL DEBATE EN EL DEPORTE
La boxeadora argelina, de 26 años, ya había estado en el centro de la controversia durante los Juegos Olímpicos de París, donde fue blanco de comentarios ofensivos y desinformación sobre su género. Su situación se asemeja a la de la taiwanesa Lin Yu-ting, también víctima de ataques en redes sociales.

El debate sobre los test de feminidad no es nuevo. Entre 1968 y 1996, el olimpismo aplicó controles similares hasta que fueron eliminados por la presión de organismos médicos y defensores de derechos humanos. Ahora, deportes como el atletismo, la natación y el boxeo han vuelto a implementarlos bajo el argumento de garantizar “equidad competitiva”.
EL COI BUSCA UNA SOLUCIÓN GLOBAL
La controversia ha llegado también al Comité Olímpico Internacional (COI). Su nueva presidenta, Kirsty Coventry, creó un grupo de trabajo que estudia el acceso a la categoría femenina con el objetivo de emitir directrices claras. Expertos en genética, como el australiano Andrew Sinclair, advierten que reducir el sexo biológico a la presencia de cromosomas XY es una visión incompleta y científicamente limitada.
En ese escenario, el caso de Khelif se perfila como un precedente clave para definir el futuro de miles de deportistas con diferencias de desarrollo sexual o identidades diversas. Lo que decida el TAS podría marcar un antes y un después en la manera en que el deporte mundial regula la participación en categorías femeninas.