La Lectura y la Escritura cambian la vida
Por: José Rodríguez Salgado
Al antropólogo Esteban Godínez, con reconocimiento
El plazo ha llegado. Los estudiantes del Sistema Educativo Nacional asistirán de nueva cuenta a sus planteles y llegado el momento desahogarán el programa de trabajo. Se nota una atmósfera de pesimismo en los rostros y el estado de ánimo muestra escoriaciones, pues saben bien que las calificaciones obtenidas en el ciclo anterior no corresponden a la realidad. Los profesores dedicaron la mayor parte del tiempo asignado a la enseñanza a cubrir las consignas y asistir a sus mítines y plantones en la Ciudad de México, promovidos por el organismo de lucha sindical.
Justificadas o no las calificaciones aprobatorias, habilitan la presencia en el nuevo ciclo. Esperamos que el período escolar que se inicia en septiembre tenga menos sobresaltos y los resultados constituyan realmente un soporte objetivo. Buena suerte tanto a profesores como a directivos y estudiantes que seguramente desplazarán nuevos esfuerzos.
Recomiendo en mi calidad de ex profesor de escuela que cuiden todos los aspectos que contribuyen a su formación. Uno de los objetivos es que hablen correctamente nuestra lengua, por ahí pasan la mayoría de logros del resto de materias del Plan de Estudios. La palabra es preciosa, no la malgasten haciéndola vehículo de necedades. Pregunto ¿han preparado su interior después de haber hablado mucho? Y es que vale la pena reparar que el alma necesita del silencio como las flores el rocío.
Den silencio a su alma, huyan de la ridícula vanidad de hablar solamente por dar gusto a quienes les oyen. No prostituyan la palabra con la murmuración ni la vulgaridad, menos con la injuria, dignifíquenla y conviértanla en instrumento de la verdad. Cuiden mucho lo que leen y sobre todo anímense a escribir todo lo que consideren que vale la pena cambiar en pensamientos sanos y felices, presentados como testimonios de vida.
Cuesta trabajo llegar a conclusiones pero es cierto que leer y escribir cambian la vida. No debemos cansarnos en solicitar a las autoridades correspondientes que establezcan políticas culturales de fomento a la lectura y escritura efectiva y operativamente bien estructurada en permanencia y en acción. La cultura y las artes tienen un poder transformador sobre las personas y las sociedades. No sólo porque abonan el desarrollo de la sensibilidad, ensanchan y afinan la capacidad de percepción y nos dan vastas referencias para tomar mejores decisiones que procuren nuestra calidad de vida, sino que además nos conviertan en hábiles comunicadores para crear y tejer los hilos de la convivencia y el intercambio social.
Ya sea como artistas, espectadores, estudiantes, maestros, promotores y no se diga como creadores, la experiencia que nos brindan la cultura y las artes, nos devuelven la conciencia de que somos seres creativos. Cada ser humano posee el potencial de transmutar, recrear, mejorar, imaginar escenarios ideales y transformar las realidades. Siendo México una potencia cultural reconocida en el mundo entero, es paradójico que la educación pública no contemple una sólida formación artística como parte de su Plan de Estudios. No con el fin de que todos nos convirtamos en artistas, sino justamente para desarrollar esta capacidad creativa y de pensamiento sensible y crítico.
Lejos están los tiempos de José Vasconcelos y Las Misiones Culturales, con las cuales se combatió durante los años veinte el analfabetismo por todo el país y se difundieron los autores clásicos de la literatura universal. No se trataba de enseñar a la gente a leer como herramienta fundamental, si no de abrir su horizonte de pensamiento y encender su poder creativo.
Así como el maestro Vasconcelos promovió que el departamento de instrucción pública se convirtiera por Decreto Constitucional en Secretaría de Estado, era evidente que la cultura no sería guía impulsora de este país en tanto no hubiera una política cultural prioritaria. Por supuesto que no serviría de nada una reforma legislativa sin una clara visión de que la cultura y las artes pueden y deben aportar a la sociedad. Quien lo conoció no podía ignorar que estaba ante un hombre de exquisita calidad moral, que vivía en la verdad y no en la mentira; que no medía las apariencias sino pesaba y sopesaba el mérito y la virtud del hombre.
¡Bienvenidos al nuevo Ciclo Escolar!
Agosto 21 de 2025.