El sistema de cuidados en México y su impacto en el progreso económico, político y social

Por: Alejandra Salgado Romero

“La construcción de una política de cuidados debe partir de que, en cualquier momento de nuestra vida, necesitaremos de servicios de cuidados, y que la prestación de estos servicios requiere de necesidades específicas, además de un entramado estructural e institucional adecuado para poder ser practicados.»

Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género del Congreso de la Ciudad de México, CELIG

En México existen 58.3 millones de personas susceptibles de recibir cuidados en los hogares, cifra que se conforma por personas con discapacidad o dependientes, población infantil (0 a 5 años), niñas, niños y adolescentes (5-17 años), y personas adultas mayores (60 años y más), según lo aportado por la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022. De dicho total, 64.5 % recibe cuidados por parte de una persona de su hogar o de otro hogar. Según este estudio, 31.7 millones de personas de 15 años y más brindaron cuidados a integrantes de su hogar o de otros hogares: 75.1 correspondió a mujeres y 24.9 %, a hombres. En cuanto a horas a la semana en labores de cuidados, las mujeres dedicaron, en promedio, 37.9, mientras que los hombres, 25.6, existiendo una diferencia de más de 12 horas semanales.


Es importante considerar que, por cuidados, se definen a todas aquellas tareas necesarias para garantizar el bienestar de las personas: atender a la niñez, personas mayores o con discapacidad, las labores cotidianas de limpieza, alimentación y acompañamiento; estas tareas han recaído de manera desproporcionada en las mujeres. Por muchos motivos, el tema de cuidados cada día toma mayor relevancia en la política pública nacional e internacional. En los países de la región a la que pertenece México, en nuestro tiempo, se ha alterado la forma en que mujeres y hombres participan en la distribución de los cuidados, debido al aumento de la población que los requiere. Aunado a dicho factor, se añade la incorporación de las mujeres al mercado laboral y la baja participación de los hombres en las tareas de cuidados, lo que conlleva a que se acentúe la crisis de los cuidados.


Para 2100, la región de América Latina y el Caribe concentrará a las poblaciones más envejecidas en todo el mundo. Del total de niñas, niños y adolescentes de entre 8 y 14 años de edad (15.2 millones), 2.4 % “brindó cuidados”, generándose con ello una proporción de 3.7 % para mujeres y 1.3 % para hombres. Lo anterior quiere decir que, desde edades tempranas, el involucramiento de las niñas y adolescentes mujeres en el trabajo de cuidados no remunerado a integrantes del hogar y otros hogares, es mayor que el de los niños y adolescentes hombres.


En México, el sistema de cuidados representa un pilar fundamental para la vida social y económica, aunque históricamente ha sido invisibilizado. La falta de un sistema integral de cuidados perpetúa la desigualdad de género, limitando el desarrollo personal, profesional y económico de millones de mujeres, quienes enfrentan una “doble jornada” entre el empleo remunerado y las tareas del hogar. Este desequilibrio tiene un impacto directo en la brecha salarial, la participación en espacios de decisión y la autonomía económica. Reconocer el valor del cuidado implica un cambio cultural profundo: pasar de considerarlo una obligación privada de las mujeres, a entenderlo como un derecho humano y una responsabilidad compartida entre ciudadanía, Estado, iniciativa privada, organismos no gubernamentales y comunidad en general… avanzar hacia un sistema nacional de cuidados es indispensable para garantizar derechos. México está en un momento clave para transformar la realidad de millones de cuidadoras invisibles y construir un futuro más justo e igualitario; construir un sistema integral de cuidados resulta fundamental para cerrar la brecha de género y elevar la calidad de vida de quienes cuidan y son cuidados/as.

El Gobierno de la Presidenta Claudia Sheimbaun, en el marco del primer día de actividades de la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, el 13 de agosto pasado, a través de la Secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora, anunció que la Federación trabaja en el desarrollo de un anexo específico en el presupuesto federal que “condense los rubros a los que se destinan recursos en materia de cuidados a partir de un mapeo que está previsto a presentarse antes de que culmine el año 2025, cuyo objetivo es definir metas específicas y distinguir los desafíos para dar forma a un sistema de cuidados como objetivo a mediano y largo plazo”. Con ello, se da cuenta de que no se trata de “ayudar” a las mujeres, sino de reconocer que el cuidado es una responsabilidad colectiva y del Estado, garantizando servicios accesibles, de calidad y con perspectiva de género.

Nuestro contexto demanda generar un modelo de desarrollo que coloque en el centro y como prioridad, los cuidados y la sostenibilidad de la vida. Por ende, la conformación de Sistemas Integrales de Cuidados como pilar fundamental de la protección social supone avanzar hacia una propuesta de carácter estructural e integral, que garantice tanto los derechos de las personas que requieren cuidados, como los derechos de las personas que cuidan, con la convicción de entender que invertir en cuidados significa apostar por el bienestar social, reducir desigualdades y detonar el desarrollo económico, al permitir que más mujeres se incorporen plenamente al ámbito laboral y que las familias cuenten con mejores condiciones de vida.


Les deseo una semana excelente y agradezco sus aportaciones y/u opiniones a través del correo alejandra.salgado.esdafzk@gmail.com.