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Ciudad de México, Agosto 15.- Sin duda la realidad supera la ficción y es que el cine de ha encargado de mostrar historias llenas de ingenio en donde las leyes de la naturaleza se rompen con facilidad, sin embrago, recientemente un grupo de científicos están alertando sobre un inusual cambio en unos tiernos conejitos.
Lo que parece una escena sacada de una película de terror clase B está ocurriendo en la realidad en Fort Collins, Colorado, en donde los expertos están alertando sobre conejos salvajes con tentáculos y cuernos negros creciendo de sus caras.
Se trata de una extraña mutación causada por un virus real que transforma a estos inocentes animales en criaturas que parecen salidas del laboratorio de un villano de cómic.
¿Qué está pasando con estos conejos?
Todo comenzó en 2024, cuando residentes de Colorado empezaron a notar que algunos conejos tenían protuberancias oscuras en la cabeza y la boca, similares a púas, tentáculos o incluso cuernos.
“Parecía que tenía palillos negros saliéndole de toda la boca. Pensé que no sobreviviría el invierno… pero volvió. Y más grande”, dijo una residente.
El culpable detrás de esta grotesca transformación es el virus del papiloma de cola de algodón (CRPV), también conocido como el virus del papiloma de Shope. Este microorganismo provoca el crecimiento de tumores queratinizados en la cabeza de los conejos, dándoles ese inquietante aspecto de «monstruo de tentáculos».
¿Representan un riesgo para los humanos?
Por ahora, no hay evidencia de que este virus pueda contagiarse a los humanos o a otras mascotas. Aun así, el Departamento de Parques y Vida Silvestre de Colorado fue muy claro:
no intentes tocarlos, alimentarlos ni ayudarlos, solo obsérvalos desde lejos.
El virus se transmite principalmente por mosquitos y garrapatas, no por contacto directo entre animales, lo que hace que su propagación sea más lenta pero igualmente preocupante.
Más allá del impacto visual, que es perturbador, la enfermedad puede ser grave para los conejos afectados. Los tumores pueden crecer tanto que impiden que coman, vean o incluso respiren bien, llevándolos a morir de hambre o infección.
Algunos tumores, además, pueden evolucionar en carcinomas de células escamosas, una forma de cáncer mortal si no se trata. En conejos domésticos, estos pueden ser extirpados quirúrgicamente, pero los conejos salvajes no tienen esa suerte.