Vivió para Servir y Escribir

Por: José Rodríguez Salgado

Al mejor feminismo mexicano.

A través de esta serie he expuesto algunos fragmentos de vida de esa mujer extraordinaria que ha pasado a la historia del país por su dedicación y empeño; por el estudio y creatividad literaria y por haber asumido con propiedad y valentía en los ochentas del siglo pasado, haber sido electa la primera gobernadora de la República. Efectivamente la maestra Griselda Álvarez Ponce de León, recibió la confianza popular del estado de Colima en los tiempos en que acceder a esos cargos no resultaba difícil, si no imposible por la práctica machista y por las circunstancias especificas de la cultura política mexicana.

Griselda Álvarez tuvo confianza en sus propias potencialidades y puso todo el interés y entusiasmo en servir a la tierra de sus ancestros. De 1979 a 1985 fungió en el cargo con resultados óptimos. Tuvo el cuidado de integrar a su gabinete a colaboradores de primer nivel y los resultados no se hicieron esperar. No hubo renglón de la administración pública que no registrara avances significativos. Especialmente centró su atención en los renglones de justicia, educación en todos las etapas y en la salud.

Ella se encargó de diseñar proyectos que consideraran a la mujer como parte significativa de la sociedad y procedió a encontrar soluciones a la compleja situación en la que vivían las mujeres colimenses. Para la señora gobernadora las mujeres fueron el último fruto de la Revolución Mexicana. “Escribió: La mujer participó siempre en la lucha armada y se ligó con las mejores causas. Pero su falta de preparación académica fundamental le impedían llegar a lugares de estrategia política y de alto nivel de decisiones. Sin embargo hay que considerar que en el último tercio del siglo XX se advirtieron muchas conquistas en el mundo femenino, como la educación y la capacidad de acceder a puestos de poder público.


La presea final fue la igualdad, que no fuera discriminada por su sexo y que se le valorara únicamente por su capacidad e inteligencia. Siempre se autocalificaba como una feminista “que quiere mucho a los hombres y los respeta”. El punto central no es el pleito entre sexos, sino restaurar la igualdad de la mujer. Se le abrieron las puertas de la educación superior a tal grado que hay facultades universitarias que son femeninas por el porcentaje de estudiantes mujeres y los índices de titulación de éstas. Sin embargo una proporción de las tituladas se quedaba ahí, pues aunque el desempleo es un problema general, se agudiza en las mujeres. Por más que se preparen fuera de la escuela se enfrentan a un número de dificultades para obtener un empleo justo.


Popularizó un neologismo que inventó y que plantea un escollo: la camacracia que proviene del bajo latín cama y del griego Kratos, poder. Sostenía la necesidad que la mujer no necesitara de la camacracia, que su preparación le otorgara la oportunidad, el empleo y el ascenso, sin necesidad del pago en especie. En sentido estricto no fue una militante feminista pero apoyó en la medida de lo posible a estos grupos. Fue una feminista solitaria con amistades activistas. En su gobierno abrió las puertas a las mejor preparadas.


Durante algunos meses coincidieron mujeres en los tres poderes. Fundó en Colima el Centro para la Atención de la Mujer Golpeada, lo primero que hizo fue leer muy bien los Códigos Civil y Penal para asimilarlos y tratar de auxiliar mejor a las víctimas, mejor dicho a la mujer y al hombre por igual. Luchó por que si una mujer embarazada cometía un delito no fuera a la cárcel de inmediato y hasta tres meses después de que naciera su hijo, empezara a cumplir su condena en la prisión. Esto siempre le pareció elemental pues los niños tienen derecho de nacer limpios en su perfecta pureza.


Nacer en la cárcel es una lacra. También se preocupó porque el ilícito cometido por una persona mayor de 75 años no se cumpliera en prisión si no en el hogar bajo arresto domiciliario. Aumentó por medio de los canales legislativos adecuados la penalidad por violación hasta 16 años de reclusión. Antes de ella eran sólo de 5 años y se tenía derecho a fianza, la gobernadora siempre trabajó de conformidad a sus convicciones. Recibir la medalla Belisario Domínguez, fue una sorpresa. En su discurso trató de explicar que todos tenemos una obligación “así que resulta un poco incongruente ser premiada por cumplir con un deber”.


Jamás pensó aprovechar sus servicios en beneficio personal. A todos consta que trabajó de manera espontánea tal vez por aquel viejo civismo que le inculcó su padre desde niña. Lo que importa es servirle a México, decía.


Hablar de su producción poética es otro capítulo que merece atención particular, baste decir que la crítica ha sido generosa y justa. Salvador Novo por ejemplo al presentar su libro “Estación sin Nombre” asienta: Esta obra es otro racimo de sonetos. Lo he desgranado uva tras uva y paladeado en cada una -en cada soneto- el oro madurez de una poesía en que la pasión, la ternura, la inteligencia, construyen la perfección que lo reviste. Junio 5 de 2025

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