—Feria Nacional de Iguala en honor a la Bandera

Por: Rafael Domínguez Rueda

El pasado viernes 14 de febrero de este año 2025 fue un día histórico para los igualtecos, no sólo porque celebraron con mucha alegría y en paz el «Día del amor y la amistad»; se realizaron Honores a la Bandera por doble motivo: para conmemorar el 194 aniversario luctuoso del Gral. Vicente Guerrero y para iniciar la jornada de 17 días de «Festejos en honor a la Bandera»; celebración que continuó con el desfile cívico de las escuelas primarias.


Pero, sobre todo, por tres razones más transcendentes: Una, porque, por la mañana, la Presidenta Claudia Sheinbaum firmó un Decreto por el que declaró el 14 de febrero de cada año como el «Día del aniversario Luctuoso del Gral. Vicente Guerrero»; reconocimiento que nos llena de orgullo a los guerrerenses. Dos, porque pese a la mala vibra se está desarrollando en paz. Y tercera, porque de una manera alegre, llena de simbolismo y dando muestra de que habremos de vivir días alegres rumbosos y dentro de un marco de paz y seguridad, las autoridades encabezadas por el presidente municipal Erik Catalán Rendón, dió inicio a la Feria de Iguala con el encendido del pebetero colocado en el Monumento a la Bandera, la Danza del Fuego Nuevo, el encendido de la antorcha que el presidente como los ediles portaron para trasladar en una caminata alegre, multicolor y vistosa, desde el Monumento hasta la entrada de los terrenos de la Feria donde la primera autoridad encendió el pebetero que se encuentra precisamente a la entrada.


Continuó con el corte de listón de la entrada al casco de los terrenos de la Feria, del Foro Artístico y Cultural Tehuehue, de la Aldea Yoallan, para finalmente en el Foro del Teatro del Pueblo declarar formalmente inaugurada la Feria de Iguala.


Sin duda una de las costumbres sociales en la tradición festiva de México son las ferias, las cuales —como la palabra lo expresa— son acontecimientos festivos, en un principio de carácter religioso, cuando se conmemora el Día del Santo Patrón. En México siempre religioso llevan aparejada la presencia de un tianguis de mayor importancia al que comúnmente y en forma ocasional provee a la región.


Las tradicionales ferias encuentran su origen precisamente en los famosos tianguis establecidos por los diversos grupos indígenas de México, costumbre que fue retomada por los evangelizadores y que aprovecharon extraordinariamente para arraigar la devoción al Santo Patrono lugareño.


Si hemos de creer a los cronistas de la Conquista —como Bernal Díaz del Castillo, al propio Cortés y a historiadores posteriores de la talla de Torquemada— el carácter festivo y alegre de las ferias, su colorido, así como su peculiar fisonomía y acento del lugar viene de muy lejos.
Ya en el siglo XX las ferias ampliaron su carácter, pues se enfocaron a promocionar la producción o actividad primaria de la región, como: la Feria de la Guayaba, la del Caballo, del Mole o de la Plata, entre otras muchas.


La Feria de Iguala que se celebra con motivo de los Festejos del Día de la Bandera Nacional, con sus altibajos, es ya un evento legendario de nuestra tradición festiva, una síntesis magnifica, policroma que presenta el rostro alegre del igualteco.


Entre las ferias esplendorosas, la de Iguala ha llegado a destacar como la más representativa del Estado de Guerrero y sus ediciones se han significado a nivel nacional.


Recordamos cuan famosas fue la Feria de Iguala con su palenque donde corrían millonadas; la afluencia a ese evento en especial era considerable y aceptable, pero además confiable su organización, pues no había malhechores entre los apostadores, soltadores y amarradores de los gallos de pelea.


Así como los Juegos Florales, en los que llegó a recibir alrededor de un centenar de trabajos de no menos de 15 Estados, pues se llegaron a entregar premios de 50, 30 y 20 mil pesos.


Por brotar de un sentimiento cívico, pues está dedicada al máximo símbolo patrio de los mexicanos, la Feria de Iguala se ha engrandecido y con el tiempo, aunque ya no con el esplendor de antaño, se habría de convertir en prototipo de lo que es y debe ser la Feria mexicana: una manifestación espontánea y festiva del espíritu auténticamente local mexicano, pues integra en su perfil la Sala del Tehuehue, donde cada noche se presenta un municipio con folclor, gastronomía y artesanías; la aldea Yoallan, donde se concentra la cultura en sus diversas manifestaciones; el Teatro del Pueblo en el que se combina lo artístico local con artistas del momento; jaripeo, palenque, exposición ganadera, áreas: comercial, gastronómica y de juegos infantiles.


La Feria de Iguala es, por ello, una tradición nacional que por celebrarse al norte del Estado de Guerrero, constituye una acabada expresión de lo que en la vida de provincia somos y queremos ser todos los mexicanos, aun cuando abandonamos las tareas cotidianas.


La Feria de Iguala ha sido, es y será la expresión genuina del sentimiento mexicano y de nuestra tradición festiva igualteca.

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