¡Rejuvenecer!

Por: Rafael Domínguez Rueda

¡Feliz, próspero y saludable Año Nuevo deseo de corazón a mis amigos, lectores y familia! Los deseos de corazón son todo lo que sueñas, visualizas o imaginas en secreto; son de naturaleza profundamente espiritual. Así que recibamos el nuevo año con fe, optimismo y esperanza.


La fe es más que creer; es una completa confianza en Dios, acompañada de acción. Es más, mucho más que desear o esperar; es estar convencidos de que lo que pidamos se nos concederá.


La constancia y el optimismo son la clave para alcanzar nuestros sueños más audaces. Con fe y confianza en uno mismo se logran muchas cosas. Tengamos fe en los demás y en su capacidad para vencer el infortunio y mejorar su vida y la de los demás, a través de la práctica del bien. Es cierto: hay en nosotros genes de malignidad. Sin embargo, por cada ente malvado hay inumerables mujeres y hombres que cada día, silenciosamente, hacen con su trabajo diario y con sus buenas obras que el mundo sea mejor. Esa es la estrella que guía mi optimismo.

En cada amanecer hay una nueva oportunidad y en cada nueva oportunidad, reside la esperanza. Dice el refrán popular: mientras hay vida hay esperanza. Por eso yo, les digo: espero que 2025 les rinda la mejor cosecha de afectos y felicidad.


El principio de un año trae consigo un rejuvenecimiento del semblante y del ánimo. El rejuvenecimiento hace que uno parezca más joven. Rejuvenecer es darle vida a nuestra mente y a nuestro espíritu. El rejuvenecimiento es algo mental, es un aspecto importante del crecimiento y desarrollo personal, implica tomarse un tiempo para conectarse con uno mismo y con la espíritualidad, ya sea a través de la reflexión, la meditación, la oración que nos hacen sentir jóvenes de 20 años, con ánimo de realizar nuevos proyectos o culminar los iniciados.
Nos dejamos poseer por buenos sentimientos, buenos propósitos y buenas intenciones, sin estar pensando que no vamos a poder, o que, cómo vamos a salvar los obstáculos.
Confío en que no volveremos a ser los mismos, el oro y plata de los días navideños y de inicio de otro año que se pintan de oropel con la rutina diaria.
Así es nuestra naturaleza. Pero, no por eso debemos dejar en el olvido nuestro propósito de ser mejores, nuestro anhelo de que nuestros amigos y familia gocen de cabal salud, nuestro deseo de hacer algo porque nuestro pueblo progrese.
Tenemos ejemplos de los cuales podemos aprender. Uno es el de los comunicadores, ya sea locutor, escritor o periodista que, hay quien los 365 días del año entrega puntualmente su colaboración. Otro, el de los servidores de la Salud: médicos, laboratoristas y enfermeras, verdaderos ángeles blancos que se entregan puntualmente a su labor salvadora del prójimo. Uno más, el de los Alcohólicos Anónimos, heróicos hombres y mujeres que se proponen «sólo por este día» no caer en los mismos errores del pasado.
Cada uno de nosotros podemos hacer legión: sencillamente prometiendo hacer una obra buena cada día, aunque sea pequeñita: un rasgo de bondad para todos aquellos que se nos acerquen, una palabra amable con el prójimo; un detalle de afecto con el compañero, un mensaje motivador a los amigos ausentes, el tener tolerancia con los demás, el procurar ser parte de la felicidad de los demás y no de su tristeza…
En fin, bienvenido sea este nuevo año 2025. Si nos da felicidad, ¡qué bueno! Si nos trae sufrimiento eso nos puede hacer personas templadas, aceptar las cosas con resignación y actuar moderadamente. Si una noticia nos trae aflicción, aceptar la realidad y eso nos hermanará con quienes en el mundo sufren. En todo caso siempre nos quedará el recuerdo de los tiempos dichosos.
Los recuerdos, la felicidad, la prosperidad, la paz y el amor no son regalos, hay que conquistarlos día a día y merecerlos.
Para todos, mis mejores deseos.

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