IRZA
Acapulco, Gro. Mediante la otorgación de un permiso por diez días de la delegación del Instituto Nacional de Migración (INM), decenas de migrantes sudamericanos y centroamericanos pernoctan en casas de campaña en inmediaciones de la playa Icacos, en la zona Dorada del puerto.
El colombiano Andrés “N”, contó que “después que usted salga de Acapulco el papel no es válido, no sirve para absolutamente nada. Si nos lleva migración, la policía o alguna otra autoridad, nos deportan a Tapachula”, Chiapas.
Señala que “el que no tiene dinero para movilizarse, de los dos mil 300 migrantes, mil 300 no tienen como movilizarse y les toca quedarse en la playa para ver donde nos quedamos”.
Dice que tienen varias opciones: “coronar” su sueño de llegar a Estados Unidos, quedarse a trabajar en México, o incluso la muerte. Y asegura que cada vez es más frecuente el secuestro masivo de migrantes, por grupos criminales en las fronteras con México.
Refirió que cruzan el río Suchiate, en Chiapas, y cuando ya les han quitado 100, 200 y hasta 450 dólares, bajo la promesa de trasladarlos hasta la frontera con Tapachula, enseguida son “capturados” por hombres armados que los suben a camionetas y los encierran en bodegas, y piden el rescate a sus familiares.
Añadió en las bodegas les ponen un “sello” en el brazo para identificarlos cuando salgan de los pueblos donde los retuvieron, lo cual fue confirmado por otro colombiano, Alejandro “N”, quien dice que fue secuestrado por hombres armados, y tuvo que pagar 450 dólares para que lo liberaran, y sostuvo que ha visto morir a varios migrantes.
Agregó que en Juchitán, Oaxaca, camionetas y taxis fueron utilizados para privar de su libertad a migrantes, y las autoridades les dijeron que no tenían suficiente personal para cuidarlos, y afirmó que “todavía faltan personas que siguen secuestradas, no los han liberado y no sabemos nada de ellos”.
Otro migrante, un venezolano, indicó que sufrió un intento de secuestro en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca: “Yo iba caminando con mis compañeros en la noche, salimos a buscar algo de comer, cuando venía de regreso al domo, donde dormimos, pasó una camioneta y un chavo me preguntó: ¿quieres dinero?
Y “en el momento en que me dijo así, pues obviamente yo le dije que no, puesto que ya anteriormente a algunos compañeros que veníamos en la caravana se los habían llevado de esa misma manera para secuestrarlos”.
Detalló que desde camionetas les ofrecen dinero y cuando se acercan ya los están amagando con fusiles y pistolas, y se los llevaban en las camionetas.
En su segundo día en Acapulco, los migrantes de siete nacionalidades pernoctaron cerca de la playa Icacos, en casas de campaña, con la vigilancia de la Guardia Nacional.