Por: Quadratín
Acapulco, Gro.,, Noviembre 11.- Pobladores de Chautipan, comunidad de la sierra de la capital del estado, vivieron una pena colectiva por el sepelio de 11 de sus habitantes, quienes desaparecieron cuando acudieron a vender trastes de aluminio a la zona rural de Chilapa.
Los 11 sepultados este sábado forman parte de los 17 integrantes de una familia que fueron privados de su libertad en la comunidad El Epazote, municipio de Chilapa, desde el 22 y 27 de octubre. Seis aún siguen sin ser localizados.
“Nuestros familiares salieron en busca del sustento para la familia y encontraron la muerte. Por eso estamos muy molestos con el gobierno, porque nunca hicieron su trabajo por buscar con vida a nuestros familiares”, reclamó un poblador de Chautipan, durante el arranque del cortejo fúnebre de una familia de este poblado.
Los 11 féretros fueron velados en dos domicilios ubicados en la entrada de Chautipan, comunidad que se ubica a unos 30 kilómetros de la capital del estado, pero por los malos caminos de terracería que fueron afectados por el huracán John el recorrido es de tres horas y media.
Este sábado fue un día de zozobra y de asombro para este pueblo de aproximadamente 500 habitantes, porque esta es la primera ocasión en que se sepulta a alguien que tuvo que morir asesinado, la mayoría de la gente muere por enfermedad o por edad adulta.
Por el asesinato de 11 personas de Chautipan, en el pueblo ahora hay 20 niños huérfanos y nueve mujeres viudas. Les arrebataron la vida a dos mujeres: madre e hija, ambas madres; también a cuatro menores edad y cinco varones adultos, todos ellos con lazos familiares y de convivencia comunitaria.
Las 11 personas sepultadas fueron localizadas sin vida durante la noche del miércoles 6 de noviembre al sur de la capital del estado, todas ellas fueron decapitadas y desmembradas y en algunos casos fueron desolladas.
Madres, hermanas, primos y vecinos lloraron por los 11 asesinados. Las autoridades de la comunidad exigieron que los seis desaparecidos, sean localizados con vida.
El comisario de Chautipan, quien con un cubrebocas buscó proteger su identidad, consideró un error que el Ejército Mexicano diera a conocer la operación con 400 soldados y tres helicópteros para localizar a los desaparecidos.
Indicó que el grupo delictivo Los Ardillos, al que el Ejército señaló como presunto responsable de los hechos, tomó como una provocación o como una alerta el dispositivo militar.
Los 11 cuerpos fueron sepultados en siete fosas y en cada fosa se colocaron dos ataúdes.
Ante la prisa de sepultar los restos, esta comunidad tuvo que recurrir a la renta de una máquina retroexcavadora para cavar las tumbas; tradicionalmente, cuando alguien muere es sepultado en una tumba que hacen voluntarios del pueblo.