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Franja de Gaza. Los ataques israelíes en Gaza dejaron al menos 52 muertos mientras en Líbano 60 presuntos militantes de Hezbollah fueron abatidos tras una serie de ataques de Tel Aviv en Baalbek y otras zonas al norte del río Litani, informó ayer el ejército del primer ministro Benjamin Netanyahu ante la prensa.


Israel destruyó un edificio otomano a metros del complejo arqueológico en Baalbek, declarado en 1984 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura.


En la ofensiva contra la franja de Gaza, gran parte de las víctimas mortales se concentraron en el norte del enclave costero, especialmente en la localidad de Jabaliya, donde al menos cinco personas perecieron y varias resultaron heridas en ofensivas registradas cerca de la mezquita Al Omari, mientras otras cuatro perdieron la vida en dos viviendas. Hubo otros seis decesos en Abú Sharj, al oeste del campo de Jabaliya.


Ocho palestinos fallecieron en la ciudad de Rafah y cuatro más en el este de dicha localidad en el barrio de Al Yanina. Tres más murieron en el campo de refugiados de Nuseirat, de acuerdo con fuentes médicas del enclave y cinco en la zona de Tabat Zare. Además, Israel anunció la expansión de su ofensiva terrestre a la localidad de Beit Lahiya, escenario de decenas de bombardeos durante octubre y lo que va de noviembre, según reportes de Israel.


En el frente libanés, unos 60 agentes de la organización chiíta Hezbollah murieron en una serie de ataques aéreos israelíes en Baalbek, en el noreste del Líbano, y otras zonas al norte del río Litani, afirmó ayer la vocería del ejército israelí.


Entre los objetivos atacados había 20 terroristas en la zona de Baalbek y al norte del río Litani, donde finalmente perdieron la vida 60 integrantes de Hezbollah, confirmó el comunicado militar israelí.


En uno de los bombardeos fue destruido un edificio de la época otomana, cercano a los templos de Baalbek, que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.

Montones de mampostería gris y metal retorcido yacían ayer junto a un autobús calcinado a unas decenas de metros del sitio patrimonio de la civilización humana.

El ejército israelí ordenó a los residentes de toda la ciudad abandonar Baalbek, en el valle oriental libanés de la Bekaa, que alberga uno de los mayores y mejor conservados complejos de templos grecorromanos y fenicios de Levante.

Los alrededores de la ciudad han sido objeto de repetidos ataques por parte de Israel, que afirma que allí se refugian dirigentes de Hezbollah, respaldado por Irán.

El gobernador Bachir Khodr declaró a Reuters que el edificio destruido en el histórico barrio de Manshiyeh, a las afueras del antiguo templo, era valioso en sí mismo, ya que databa de la época otomana.

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