El Ejercicio del Poder (Tercera Parte)

Por: José Rodríguez Salgado

Con el ferviente deseo por la paz y prosperidad del Estado de Guerrero en su 175 aniversario.

Dentro del marco histórico del Estado de Guerrero, en su ruta de ascenso democrático doloroso, han desfilado decenas de gobernantes que no entendieron el esquema teórico de un régimen republicano. El devenir de Guerrero ha sido muy peculiar, lleno de ejemplos en sus caídas y resurrecciones. En su proceso se distinguen aspectos de construcción de la entidad y una persistente movilización popular, impulsada principalmente por los grandes caciques con vocación patriota y base territorial.


Al establecerse la República no se clausuraron los conflictos, dada la existencia de una confrontación entre los representados por Vicente Guerrero, el Consumador de la Independencia y los Centralistas encabezados por Nicolás Bravo, esta diferencia trajo como consecuencia años de conflicto, reflejado en la desunión de los guerrerenses. Se dice que la historia local oscila desde entonces entre el heroísmo y el odio fraterno. Esta condición se observa en todos los regímenes estatales del siglo XX y especialmente en el período post revolucionario.


El politólogo guerrerense Dr. Jaime Castrejón Díez, en su obra “La República Imperial” escribe respecto a las sucesiones gubernamentales: “Los gobernadores. El cuarto año es políticamente muy activo, es un año de alianzas y presiones, de hacerse ver y sentir…” “con silencio se puede hacer un currículum, éste se enriquece con los puestos de elección popular. Desde su paso por las cámaras, conocer a la prensa, hacer amigos y participar en actos políticos y cívicos en sus estados, y con un poco de suerte saludar al presidente”. El autor definió esta tipología afirmando que lo importante no es ser si no parecerlo. Así se llegaba a la candidatura para gobernador en las justas de antaño.


El Centro de Derechos Humanos “Tlachinollan”, en documento publicado el 6 de septiembre de 2010 en el Diario “El Sur” asienta lo siguiente: “actualmente los ciudadanos comparten la idea de que los políticos no son personas de fiar, sus discursos son pura paja…Entre la población los políticos son seres nefastos; por su pedantería, su venalidad, sus poses histriónicas y demagógicas, su intolerancia, autoritarismo, insensibilidad y su falta de sentido de la realidad…” “La ambición de poder ha enfermado a la clase gobernante… la decadencia de los que ostentan el poder es atroz; tienen apetito insaciable por el dinero, la fama, los privilegios, el control de las instituciones, la imposición de sus caprichos y el gusto por la veneración de su ego… representan la decrepitud y la degradación políticas es decir, las miserias del poder”.


Por sobre todo la ciudadanía aspira gobiernos con verdadero reconocimiento social por la integridad de su conducta, la ejemplaridad de su eficacia y la irreprochabilidad de su desempeño administrativo; que actúen con imaginación y buena fe, sin perversiones, sin ingenuidades, que no se distraigan en agraviar a sus críticos y que muestren respeto por todas las expresiones políticas, en síntesis, anhela gobiernos con mística y espíritu de servicio, que haga suyos los valores sociales.


El pueblo aspira contar con gobernantes capaces de reconstruir el consenso, con voluntad para conciliar y con la apertura para impulsar la concordia más allá de convocatorias retóricas a la unidad. Deben garantizar un proyecto sin extremismos de ningún tipo, ser ajenos a las tentaciones de la corrupción y ser capaces de hacer compatible la democracia con la eficacia del gobierno. El desafío fundamental será fortalecer el desarrollo económico y social apoyado en una sólida concordia, asegurada por un diálogo serio, responsable como método para encontrar soluciones equilibradas y obtener el consenso a las propuestas sociales.
Aspiramos a gobiernos conocedores y fieles observantes de nuestras leyes, con capacidad de convocatoria, participativos y comprometidos con los altos valores de una convivencia civilizada que ensanche caminos que conduzcan al país democrático pleno y de paso culto. Vivimos tiempos díficiles que exigen que los gobernantes tengan respuestas sensatas más allá de ocurrencias y clientelismos, con honradez probada, con claridad conceptual y visión estratégica. La política no sólo requiere habilidad y oficio si no también conocimientos y preparación técnica. Lo demás es engaño. 24 octubre de 2024
P.d. Nos leeremos dentro de 15 días, por el puente de Día de Muertos. Feliz descanso.

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