Por: Álvaro Venegas Sánchez
México es nota mundial. Habemus Presidenta. Para el acto solemne de toma de protesta, Claudia Sheinbaum prescindió invitar a un Rey por motivo justificado. Buen inicio. Los que votaron por ella, casi 36 millones de ciudadanos, hombres y mujeres de todos los niveles y sectores sociales (me incluyo), no caben de gozo; Por ser quien es, como es y porque al provenir del movimiento político-social que encabezó el expresidente AMLO, garantiza compromiso y continuidad. Sin embargo, cuidado, el pozo acecha al gozo.
La ministra Norma Piña, si bien no se atrevió hacer el vacío en la ceremonia y hasta saludó de besito a la presidenta electa antes que recibiera la Banda Presidencial, 24 horas después ella y otros siete miembros de la SCJN, revelaron su talante autoritario abrogándose el derecho de “revisar” la Reforma Judicial y colocarse por encima de los poderes Ejecutivo, Legislativo y el mandato popular. Desde luego, tal comportamiento de quienes supuestamente están para defender la Constitución, merece el repudio de todas las personas conscientes y comprometidas con el ideal institucional, constitucional y con el sentido de la justicia.
¿Por qué actúan así? Es una interrogante que hace la gente con poca información. Y si por mala suerte topan con simpatizantes de la derecha, enemigo de Morena y la 4T, recibe argumentos y respuestas obvias: es que López Obrador dejó un caos, acabó con instituciones que no le convenían y antes de irse envió iniciativas para destruir el Poder Judicial. Los ministros, magistrados y jueces, caracterizados por defender intereses particulares de los que pueden comprar la justicia, procuran ponerlos como víctimas y defensores de la Patria.
Afortunadamente, la mayoría de los ciudadanos, gracias a las mañaneras y a la información que reciben de medios alternativos, tienen ahora otro nivel de conciencia. Los comentaristas de radio y televisión, que antes parecían infalibles y eran escuchados con atención, han perdido audiencia; peor aún, son interpelados por sus mentiras e infundios.
De todas maneras, la osadía provocadora de los ocho ministros de SCJN hay que ponerle atención. No están solos ni es de creer que actúan por cuenta propia. ¿Quiénes podrían estar atrás de ellos? En primer lugar, ideológicamente existe una derecha internacional atenta al acontecer de nuestro país y dispuesta a actuar como lo ha hecho en países con gobiernos progresistas que resultan de procesos democráticos. Segundo, hay intereses económicos de sectores muy fuertes allende las fronteras de México.
Por supuesto, hay un conservadurismo autóctono: partidos políticos, empresarios, miembros del clero, intelectuales orgánicos, dueños de medios comunicación, periodistas “profesionales” tipo Brozo, Alazraki, Ciro Gómez Leyva, etcétera, etcétera. La oposición a la Transformación, que ahora encabeza la primer mujer presidenta, no la constituyen solamente PAN, PRI y MC. Ricardo Monreal explicó bien a Carlos Loret de Mola en entrevista concedida: son los partidos con representación en el Congreso y ustedes, los poderes fácticos; todos forman el bloque opositor. Por cierto, no gustó a Loret ser incluido en ese conglomerado porque él se asume nada más como periodista, pero es la verdad.
Pauso aquí porque me salta la preocupación. Monreal puso énfasis al decir que es mucho más difícil el debate entre morenistas para lograr acuerdos que con la oposición. Lo entiendo y justifico. Morena, a pesar de tener debilidades como organización, es un partido con aires democráticos. En cambio, imagino que Marko Cortés, Alito y Dante, presidentes del PAN, PRI y MC respectivamente, tal vez su fuerte liderazgo partidario les permite dar instrucciones.
El recién electo comité ejecutivo nacional de Morena, tiene el reto de superar la dificultad aludida. La pluralidad y la disputa interna, no deben obstaculizar la divisa exterior ni la organización de la militancia para acompañar y apoyar socialmente a la presidenta de la República. Acechan y presionan el conservadurismo local e internacional. Quieren que Sheinbaum “le baje un poco”, “y tome distancia del proyecto transformador”. Ante ello, las inercias propias del oportunismo, la simulación, la corrupción y el engaño que se manifiestan en el seno del partido, podrían impedir que éste actúe con altura de miras. El pueblo no debe ser traicionado por la mediocridad.
Iguala, Gro., octubre 7 del 2024