Por: José Eduardo Cruz Carbajal
Iguala, Guerrero, Septiembre 2.- Desde antes de nacer tú ya estabas allí, esperándome. ¡Me recibiste con amor! Crecer a tu lado ha sido una bendición, con devoción me enseñaste el camino de la fe que dirige mi vida y la vida de nuestra familia, me enseñaste que la comunión con Dios es más que suficiente para todo, definitivamente Dios y tú hacen un gran equipo. Gracias por cuidarme cuando estaba enfermo, gracias por todos los regalos que me traías al volver de un viaje, gracias porque mi primer viaje en avión y al extranjero fue contigo.
El amor está presente en todo lo que haces, en cada comida, en el dulce o en el postre que compartes conmigo después de comer, en tu invitación a sentarnos y platicar, o sentarnos a ver algún video que te gusta, sin duda tu oración cuida de los tuyos, a algunos nos tienes cerca, a otros no tanto, pero a todos nos cuidas doblando tus rodillas en oración cada día, ¡Tu amor ha traspasado fronteras!
Eres sabiduría, eres historia, eres amor. Mi abuelito y tú empezaron con poco y lograron mucho, y todo fue por tomarse de la mano de Dios, ya han pasado veintiocho años desde la muerte de tu compañero de vida, ¡Como lloraste! ¡Como sufriste! Pero Dios consoló tu corazón y le has visto hacerse cargo de ti en todo sentido, tú eres la prueba de que Dios honra a quienes han decidido seguirle, Él siempre ha ido delante de ti abriéndote las puertas, detrás de ti guardándote del peligro, y a tu lado, mostrándote que nunca te ha dejado sola.
Gracias porque aun en mi vida adulta sigues ayudándome, conocías uno de mis anhelos más profundos y con tu ayuda ese sueño se hizo realidad, ¡Eres una abuelita cómplice! ¡Soy muy afortunado por ser tu nieto! Hoy tú tienes ochenta y siete años, yo, treinta y dos, has sido una grata compañía, has sido una muestra de amor y cuidado constante, has sido mi ánimo cuando en la infancia la rehabilitación me era dolorosa. ¡Gracias por la inversión de tu vida en mí!
¡Gracias Dios por mi abuelita, fortalece su cuerpo, llénalo de salud y de vitalidad, sigue gobernando su vida con tu paz, llénala de tu bendición, sigue mostrándole tu presencia en todo, te pido me des un corazón como el suyo, un corazón como el de María, quien estuvo dispuesta a hacer tu voluntad y a seguirte a pesar del costo que esa decisión implicaba, gracias señor por el reflejo de tu presencia en la vida de mi abuelita!
*José Eduardo Cruz Carbajal (Iguala, Guerrero) es psicólogo y maestro en tanatología. Contacto: psiceduardo15@gmail.com